SITUACIÓN: Santiago de Compostela. A Coruña
SUPERFICIE: 13.100 m²
ARQUITECTO: D. Luis Collarte Rodríguez
De todas las áreas de servicio que un edificio de este tipo precisa, la que va a tener un mayor peso es la residencial, tanto por la superficie que consume como por la importancia que posee. Por tanto, y aunque hoy en día, el concepto funcional de este tipo edificatorio ha transcendido sobrepasando el concepto de Residencia, será ésta la función primordial que condicione el desarrollo del Proyecto.
En la solución propuesta tienen un peso determinante dos factores que se han ponderado para dar lugar a la respuesta arquitectónica grafiada. Por un lado, la orientación del terreno relacionada con sus dimensiones geométricas. Por otra parte, la intención de romper con la imagen tradicional de una sola pieza compacta. Volumen organizado en niveles.
La geometría del terreno parece pedir una pastilla alargada, lo más alejada posible del periférico. Hemos preferido, responder al carácter modular propuesto por el programa, para obtener al mismo tiempo una respuesta arquitectónica más ajustada a la escala del terreno. Conseguimos fragmentar el volumen global del edificio, generando pautas de escala más difíciles de identificar. En la vista desde el paso por el periférico, obtendremos una visión secuencial de los cuerpos, acentuando la sensación de fragmentación.
Todas estas circunstancias nos sugirieron la posibilidad de plantearnos la solución formal del proyecto a base de prismas que dejan al aire dos de sus caras, previstas para ser protegidas con cerramientos semitransparentes. Estas cajas, van cambiando de posición buscando orientarse hacia donde más conviene. Mientras que los módulos residenciales se sitúan perpendiculares al vial principal de acceso. La caja de planta baja se desarrolla a lo largo de esta fachada convirtiéndose a un filtro para llegar a la parte sur, desde donde se puede disfrutar de buenas vistas; tomar el sol, o sentarse a la sombra que producen los módulos residenciales. Estructuralmente los módulos residenciales se apoyan sobre grandes patas situadas hacia el centro de las piezas. Liberan “casi” totalmente de responsabilidad estructural a la planta baja para ir a introducirse en la semisótano.